
El tobillo es la tercera y última articulación principal que aporta movilidad entre el pie y la pierna. El tobillo es la articulación de la pierna que le proporciona esa sutileza de movimiento, especialmente cuando el pie está fijo, apoyado en el suelo o cuando está en movimiento. Es gracias a este que podemos empujar nuestros soportes en el suelo (pies) para avanzar mejor y más rápido. Es la otra extremidad de la pierna. La cadera representa la articulación básica de los puntos de referencia y de las estructuras inconscientes de la relación, mientras que el tobillo representa la articulación final y exteriorizada, es decir, los puntos de referencia y soportes conscientes de nuestras relaciones. El tobillo representa la articulación de nuestras posiciones, de nuestras creencias reconocidas y establecidas en relación al mundo, a los demás y a nosotros mismos. Es la barrera de nuestros criterios de vida y simboliza la proyección de nuestra capacidad de decidir, de comprometernos con nuestras decisiones y los cambios (de posiciones, de criterios) en nuestra vida. Es la puerta de la implicación en relación con la decisión. La estabilidad y la movilidad de nuestros apoyos en el suelo (que simboliza la realidad), así como la flexibilidad y la suavidad de estos, dependen de los tobillos. Son la proyección fiel de la estabilidad, de la rigidez o de la flexibilidad de nuestras posiciones y nuestros criterios de vida a nivel consciente.
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